Este verano, Estados Unidos ha registrado temperaturas extremas, afectando la producción agrícola y los precios de los alimentos. La inflación ha disminuido, pero el calor extremo ha llevado a un aumento en los costos de cultivo. Los agricultores enfrentan desafíos significativos, como la reducción de la cosecha de frutas y verduras debido a las altas temperaturas.
Tom Avinelis, un agricultor con más de 40 años de experiencia, ha notado que las olas de calor han marchitado más fruta de lo habitual, lo que impacta directamente en sus ingresos. Aunque los precios de frutas de temporada como los arándanos no subirán de inmediato, se prevé que en los próximos años los consumidores paguen más debido a los costos adicionales que enfrentan los agricultores para adaptarse al cambio climático.
El maíz, otro cultivo clave en EE.UU., también está sufriendo pérdidas significativas. Un estudio indica que los productores de maíz están perdiendo hasta 720 millones de dólares anuales por el calor, cifra que podría aumentar a 1.700 millones para 2030. Esto podría resultar en el cierre de granjas y un aumento en los precios de los alimentos.
Investigadores han encontrado que temperaturas superiores a las medias históricas pueden reducir el rendimiento de cultivos como las fresas en un 40%. Esto resalta la necesidad de estrategias adaptativas en la agricultura, como el uso de tecnología para monitorear condiciones climáticas y optimizar la producción.
En resumen, el calor extremo no solo afecta la producción agrícola, sino que también impacta en los precios que los consumidores pagarán por frutas y verduras en el futuro. La adaptación al cambio climático se vuelve crucial para garantizar la sostenibilidad de la agricultura y la economía alimentaria.
Imagen: CNN
