Vivir frente a la puerta principal de la Sagrada Familia en Barcelona es un lujo, pero también un riesgo. La construcción de una espectacular escalinata, ideada por Gaudí, amenaza con expropiar a los vecinos. Esta escalinata, que simboliza el camino desde los Infiernos hasta la salvación, es parte integral de la fachada de la Gloria, la más monumental de la basílica.
Las obras de la Sagrada Familia comenzaron en 1882 y, aunque Gaudí no vivió para ver su obra terminada, su visión sigue guiando el proyecto. La escalinata, que comenzará como un túnel y representará diferentes visiones del mal y el purgatorio, requiere un espacio que actualmente ocupan dos manzanas de edificios. El Ayuntamiento de Barcelona ha considerado la expropiación de viviendas y locales para completar la obra.
El Plan General Metropolitano de 1976 reservó un paseo de dos manzanas para la escalinata, pero la zona se urbanizó antes de su implementación. Los vecinos, que compraron sus hogares sin conocimiento de futuras expropiaciones, ahora enfrentan la incertidumbre. A lo largo de los años, se han presentado varias soluciones, incluyendo la reducción del ancho de la escalinata y la creación de un parking subterráneo para autobuses.
El conflicto ha sido largo y complejo. En 2013, el patronato de la Sagrada Familia ofreció 30 millones de euros para las expropiaciones, pero el Ayuntamiento se negó. Recientemente, se han retomado las negociaciones para reubicar a las familias afectadas. Con la intención de terminar la basílica en la próxima década, este conflicto está cerca de resolverse.