En pleno 2024, una nueva tendencia resuena entre los entusiastas de la seguridad y la privacidad: envolver el móvil en papel de aluminio. El objetivo es crear una suerte de jaula Faraday para evitar que nuestro teléfono pueda rastrearse. Sin embargo, esta práctica es innecesaria y poco práctica.
Según la teoría, una capa de aluminio suficientemente gruesa debería bloquear cualquier tipo de onda electromagnética del teléfono, como las de WiFi o Bluetooth. Efectivamente, si envolvemos el teléfono con bastante papel de aluminio, el dispositivo deja de estar localizable. No puede recibir llamadas, no logra conectarse a redes móviles ni WiFi, y el Bluetooth deja de funcionar.
Pero aunque la ciencia se imponga, la práctica tiene poco sentido por algo muy sencillo: el modo avión. Basta con pulsar el botón de modo avión en Android para que se desactiven las conexiones del teléfono. Si no nos fiamos de que se hayan desconectado, basta con buscar el ajuste concreto de WiFi, Bluetooth o datos móviles para apagarlo del todo.
Una opción algo más radical, pero mucho menos que envolver el teléfono en papel de aluminio, es apagar el teléfono. Es cierto que algunas propuestas, como los iPhone, guardan una pequeña parte de energía para que la red Buscar pueda localizarlo. Pero, de nuevo, si no queremos que este tipo de redes puedan encontrar nuestro teléfono, basta con no dar permiso para ello.
Imagen: Xataka Móvil