Cuba está atravesando una de sus peores crisis económicas debido al colapso de su industria azucarera. Lo que una vez fue el motor de la economía cubana, hoy se encuentra en mínimos históricos. La producción de azúcar, vital no solo para el consumo interno sino también para la exportación y la industria del ron, ha caído drásticamente.
En 1990, Cuba producía ocho millones de toneladas de azúcar, pero tras el colapso de la Unión Soviética en 1991 y el bloqueo de Estados Unidos, la industria comenzó a declinar. Entre 2002 y 2004, el número de refinerías se redujo de 156 a 61, eliminando más de 100.000 empleos y reduciendo la superficie de cultivo de dos millones de hectáreas a 750.000.
En 2010, la producción total fue de 1,1 millones de toneladas. La pandemia y el bloqueo estadounidense han agravado la situación, llevando a una producción de solo 350.000 toneladas en 2021, la cifra más baja desde 1908. La falta de materiales y herramientas adecuadas ha paralizado muchas refinerías, y los trabajadores enfrentan salarios bajos y escasez de combustible.
La situación es tan crítica que Cuba, que solía exportar azúcar, ahora se ve obligada a importarla. La caída en la producción de azúcar también afecta a la industria del ron, otro orgullo nacional. Sin azúcar, no hay país, y la crisis azucarera de Cuba es un claro reflejo de esta realidad.
Imagen: Forest & Kim Starr, Rufino Uribe