Las aerolíneas de bajo coste siguen en el punto de mira por sus prácticas abusivas, a pesar de las multas millonarias. Un reciente caso en un vuelo de Ryanair entre Palma de Mallorca y Manchester ilustra esta problemática. Una pareja tuvo que pagar 140 euros adicionales por dos maletas que ya habían abonado previamente. En la puerta del aeropuerto, los trabajadores de Ryanair les informaron que sus maletas no cumplían con las medidas, a pesar de haber pasado los controles en el viaje de ida.
Los pasajeros se vieron obligados a pagar para no quedarse en tierra, lo que demuestra el poder que tienen las aerolíneas en estos momentos críticos. Consumo recomienda presentar reclamaciones para recuperar estos importes, pero mientras tanto, las aerolíneas continúan cobrando cantidades excesivas por el equipaje de mano.
Además, en el mismo vuelo, los pasajeros no pudieron comprar bebidas ni comida, y a un pasajero que necesitaba agua para tomar un medicamento solo se le ofreció agua del grifo del lavabo del avión. Esta situación resalta la mala calidad del servicio ofrecido por algunas aerolíneas low-cost.
Por otro lado, el Ministerio de Exteriores de Reino Unido ha advertido a los viajeros que aseguren que sus dispositivos electrónicos estén cargados antes de volar, ya que si no se encienden cuando se les solicita, no podrán llevarlos a bordo. Esta medida, aunque enfocada en la seguridad, añade otro nivel de control para los pasajeros.
Imagen: Markus Winkler