El gazpacho, una sopa fría tradicional andaluza, se ha convertido en un símbolo del verano en España. Con ingredientes como tomate, pepino, pimiento, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal, esta ensalada líquida es conocida por sus beneficios para la salud. En 2021, se consumieron más de 100 millones de litros de gazpacho envasado durante los meses cálidos.
El gazpacho es una herramienta útil para hidratarse en verano, gracias a su alto contenido en sales minerales y agua, lo que le ha valido el apodo de «isotónica natural». Además, es una fuente rica en vitaminas A, B-6, C, E, K, ácido fólico, magnesio y potasio. Sin embargo, la cantidad de aceite o pan añadido puede influir en su valor nutricional.
Según Irene Rodríguez, médico especialista en medicina familiar y comunitaria en el Servicio Andaluz de Salud, el gazpacho puede consumirse diariamente dentro de una dieta variada y equilibrada. No obstante, un consumo excesivo sin una dieta balanceada puede descompensar la nutrición.
Aunque el gazpacho es saludable, no es un alimento milagroso. Muchos artículos atribuyen propiedades exageradas al gazpacho basándose en estudios sobre sus componentes individuales. La dieta humana es compleja y no se puede mejorar simplemente añadiendo un solo alimento.
Existen otras sopas frías como el ajoblanco, el gazpachuelo, la mazamorra, la vichyssoise y el borsch polaco, pero ninguna es tan saludable como el gazpacho. Sopas como el salmorejo y la porra antequerana, con más pan y aceite, deben consumirse de manera más puntual.
Imagen: Tamorlan