Hace tres años, el Gobierno español redujo la velocidad máxima en carreteras secundarias a 90 km/h y en calles de un solo carril por sentido a 30 km/h. Esta medida busca reducir accidentes, especialmente en zonas urbanas. En Londres, una reducción similar disminuyó los atropellos graves en un 42%, beneficiando especialmente a los niños. En España, ciudades como Pontevedra han mostrado resultados positivos con velocidades bajas.
En 2021, la DGT implementó la limitación de 30 km/h en calles de un carril por sentido y 20 km/h en calles con plataforma única para calzada y acera. Las calles con más de un carril por sentido mantienen el límite de 50 km/h, con carriles específicos para bicicletas y vehículos de movilidad personal.
Sin embargo, en los nuevos barrios residenciales, como los PAU de Madrid, estas medidas no han sido tan efectivas. Estos barrios, diseñados con avenidas amplias y mal conectados por transporte público, se han convertido en zonas peligrosas para los peatones. En Valdebebas, los vecinos han recurrido a soluciones creativas como usar ladrillos para cruzar la calle de manera segura.
La problemática de la velocidad en estos barrios ha llevado a un aumento de accidentes. En 2021, El Cañaveral registró 654 accidentes por cada 100.000 habitantes, superando la media de Madrid. En Valdebebas, los vecinos han adoptado medidas como llevar un ladrillo para cruzar la calle, inspirados por una campaña similar en Vancouver.
La situación en estos barrios refleja la necesidad de adaptar las medidas de pacificación del tráfico a las características específicas de cada zona. Mientras tanto, los vecinos continúan buscando formas de garantizar su seguridad en un entorno urbano cada vez más complejo.
Imagen: rivage y Matt W Newman