Epilepsia en España: Diagnóstico, Tratamiento e Impacto
En España, alrededor de 500.000 personas padecen epilepsia, una enfermedad que provoca crisis recurrentes debido a alteraciones en la actividad eléctrica de las neuronas de la corteza cerebral. Cada año se diagnostican 20.000 nuevos casos.
Clasificación y Síntomas
La epilepsia se clasifica en focal o generalizada, según la localización de las neuronas afectadas. Entre un 20% y un 30% de las crisis epilépticas se manifiestan con convulsiones, ausencias, falta de respuesta a estímulos, auras o movimientos automáticos repetidos.
Diagnóstico y Monitorización
La heterogeneidad de los síntomas dificulta el reconocimiento de la epilepsia, y el diagnóstico puede retrasarse hasta 10 años. Un diagnóstico correcto es crucial para evitar comorbilidades y mejorar la calidad de vida. La monitorización vídeo-EEG prolongada es esencial para un diagnóstico preciso.
Impacto Sociosanitario
La epilepsia tiene un alto impacto sociosanitario. El 50% de los pacientes viven estigmatizados, su expectativa de vida se reduce entre 2 y 10 años y su tasa de mortalidad es 2-3 veces mayor que la de la población general. Además, el 60% de los pacientes asocian otras comorbilidades como trastornos psiquiátricos, neurológicos o intelectuales.
Tratamientos Disponibles
Según la OMS, la epilepsia es la segunda enfermedad neurológica en años de vida potencialmente perdidos o vividos con discapacidad. Sin embargo, el 70% de los pacientes pueden controlar sus crisis con tratamientos disponibles, y un 5% puede beneficiarse del tratamiento quirúrgico.
Epilepsia Refractaria
Un 30% de los pacientes son resistentes a los fármacos, sufriendo epilepsia refractaria. Estos pacientes enfrentan una vida más limitada, pero los tratamientos quirúrgicos pueden mejorar notablemente su calidad de vida.
Factores de Riesgo
La epilepsia puede debutar a cualquier edad, siendo más frecuente en niños y personas mayores de 65 años. Factores de riesgo como traumatismos, tumores o problemas vasculares están detrás de muchos casos. Un control adecuado de los factores de riesgo modificables podría reducir la incidencia de la enfermedad en un 30%.
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