El primer fabricante mundial de chips, TSMC, está invirtiendo casi 100.000 millones de dólares en nuevas fábricas en Estados Unidos, Japón y Alemania para reducir su dependencia de Taiwán y China. Apple también ha trasladado parte de su producción a la India. Sin embargo, los fabricantes alemanes como Volkswagen, Mercedes y BMW continúan invirtiendo grandes sumas de dinero en China, a pesar de la creciente presión y la preferencia de los clientes por las marcas nacionales. Aunque China apoya a sus propios fabricantes, los fabricantes extranjeros se enfrentan a obstáculos normativos y a una competencia cada vez mayor. A pesar de esto, los fabricantes alemanes no tienen otra opción que invertir en China debido a la importancia del mercado chino en el sector automovilístico. Sin embargo, esta estrategia también conlleva riesgos, especialmente si prevalece una postura agresiva en la política china. La industria automovilística alemana espera que la dependencia mutua sea más beneficiosa que la reducción de riesgos.
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