La atracción Jungle Cruise de Disneyland Anaheim se ha convertido en un ecosistema autosostenible y está cada vez más cerca de ser declarada paraje natural. Desde su apertura en 1955, esta atracción ha permanecido prácticamente intacta, ofreciendo a los visitantes un paseo en un crucero fluvial lleno de animales y vegetación salvaje.
La atracción fue diseñada para ser una distracción familiar y tranquila, y ha logrado mantener su encanto a lo largo de los años. Walt Disney buscó a un horticultor intrépido para dar vida a la «selva de Hollywood» y crear la sensación de estar explorando lugares inexplorados, como el Nilo o el Congo Africano.
El horticultor Bill Evans fue el encargado de convertir la visión de Disney en realidad. Utilizó técnicas innovadoras, como el uso de semillas de contrabando y la plantación de naranjos al revés para simular manglares. Con el tiempo, la atracción ha evolucionado y se ha convertido en un ecosistema interactivo, con una gran variedad de plantas y árboles, como corales, ficus, palmeras y bambúes.
A pesar de las bajas temperaturas nocturnas en Anaheim, las plantas de la atracción logran mantener el calor durante el día y transmitirlo por la noche. Los jardineros trabajan diariamente para mantener el lugar, asegurándose de que parezca salvaje pero bien cuidado.
La naturaleza ha llegado al punto de eclipsar algunos de los animales animatrónicos de la atracción, lo que podría llevar a su reemplazo en el futuro. Jungle Cruise se ha convertido en una experiencia única en Disneyland Anaheim, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de sumergirse en un verdadero paraíso natural.
Imagen: Benoît Prieur, Ken Lund