El avión espía SR-71 ‘Blackbird’ fue una reliquia de la Guerra Fría que representó un gran éxito para Estados Unidos. Para construirlo, tuvieron que marcarle un golazo a la URSS al obtener un mineral crucial para su fabricación sin que los soviéticos supieran que estaban contribuyendo a la creación del avión. El avión, diseñado para burlar los radares y misiles soviéticos, fue construido con una aleación de titanio que solo se encontraba en partes muy contadas del mundo, siendo la URSS uno de los principales exportadores. A través de operaciones falsas y empresas ficticias, Estados Unidos logró comprar el mineral de forma discreta y sin que la URSS sospechara. La colaboración clave de la URSS fue fundamental para el éxito del SR-71, aunque no fue consciente de ello.
Imagen: USAF/Judson Brohmer, D. Miller (Flickr) y Skyandsea876 (Flickr)