El resurgimiento de los viajes en tren de lujo se perfila como una tendencia destacada en el mundo del turismo, apelando tanto a la nostalgia como a la conciencia ecológica de una élite con poder adquisitivo. Estos trenes, ejemplificados por el Glacier Express en Suiza, el Blue Train en Sudáfrica, el Twilight Mizukaze en Japón, el British Pullman en el Reino Unido, el Rocky Mountaineer en Canadá, y el legendario Venice Simplon – Orient Express, prometen una inmersión en la opulencia de antaño con todas las comodidades modernas.
Estos recorridos no solo destacan por su exclusividad y el elevado coste de los billetes, que pueden oscilar entre los 180 euros por una experiencia básica hasta más de 40,000 euros por paquetes completos, sino también por la oportunidad de contemplar paisajes majestuosos a través de grandes ventanales, disfrutar de la alta cocina y participar en experiencias temáticas únicas, todo ello mientras se transita por algunas de las rutas más icónicas del planeta.
Los trenes de lujo ofrecen una ventana al pasado, donde viajar significaba disfrutar del trayecto tanto como del destino, en un contexto donde la sostenibilidad y la exclusividad se entrelazan para crear experiencias de viaje inigualables. Estas joyas ferroviarias demuestran que el verdadero lujo radica en la riqueza de las experiencias y en la posibilidad de desconectar y sumergirse en la belleza del mundo a un ritmo pausado y reflexivo.
Imagen: Belmond Orient Express