Un equipo de científicos ha identificado un ciclo geológico que se repite cada 2,4 millones de años, conectado al ciclo de resonancia entre la Tierra y Marte. Este ciclo afecta a las corrientes marinas y la acumulación de sedimentos en el lecho oceánico. La resonancia entre ambos planetas genera cambios en la excentricidad de la Tierra, resultando en periodos de calentamiento y mayores temperaturas. Estos cambios alteran las corrientes de agua en las profundidades oceánicas, creando un movimiento turbulento con torbellinos gigantes. Estos movimientos cambian las dinámicas sedimentarias en el lecho marino, dejando una impronta distintiva en los estratos geológicos cada 2,4 millones de años. Aunque estos cambios naturales no están relacionados con el cambio climático antropogénico, el estudio proporciona pistas sobre cómo el calentamiento global puede afectar a la circulación oceánica. A pesar de que el cambio climático antropogénico podría hacer desaparecer la circulación del Atlántico, el aumento de las temperaturas asociado podría generar corrientes turbulentas que eviten el estancamiento del flujo oceánico.