La seguridad alimentaria es un pilar fundamental tanto en España como en toda la Unión Europea, exigiendo que todos los alimentos y piensos comercializados cumplan con estrictos requisitos legislativos. España, siendo un importante centro de comercio alimenticio en la UE, juega un rol crucial en el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF), donde se notifican diariamente alertas variadas que van desde la presencia de Salmonella hasta la contaminación por plásticos y metales pesados.
Durante el año 2022, España estuvo involucrada en la gestión de 880 expedientes relacionados con la seguridad alimentaria, con 363 alertas, 254 informaciones, 255 rechazos y 8 novedades. Estas cifras reflejan una amplia gama de preocupaciones, dominadas por los riesgos químicos (297 notificaciones), superando a los biológicos (181 notificaciones), con los fitosanitarios liderando las alertas químicas. En cuanto a los peligros biológicos, el 68% corresponde a bacterias, destacando Salmonella, E. coli y Listeria en productos de origen animal.
Este panorama subraya la importancia de la vigilancia y la rápida respuesta a posibles riesgos para la salud pública, mostrando el compromiso de España y la UE con la seguridad de los consumidores. La cooperación y el intercambio de información entre países miembros son esenciales para mantener altos estándares de seguridad alimentaria, protegiendo así a los ciudadanos de potenciales amenazas a su salud.