Japón ha decidido limitar el número de personas que pueden ascender al monte Fuji y comenzará a cobrarles a partir del próximo verano. La medida se debe a la turistificación descontrolada que ha sufrido la montaña en los últimos años, lo que ha llevado a problemas como la masificación, toneladas de basura y llamadas de rescate. A partir de ahora, se exigirá un peaje de 2.000 yenes a quienes quieran ascender desde el sendero Yoshida, una de las rutas más populares. Además, se establecerá un límite diario de 4.000 escaladores y se prohibirá el acceso entre las cuatro de la tarde y las tres de la madrugada. El objetivo es controlar el número de visitantes y preservar la montaña. El monte Fuji es un símbolo nacional de Japón y ha experimentado un aumento significativo en el número de turistas en los últimos años, lo que ha generado problemas de conservación y seguridad. La medida busca garantizar una experiencia más segura y sostenible para los escaladores y proteger el patrimonio natural del Fuji.