Un anime sobre un mapache llamado Rascal se convirtió en un fenómeno en Japón en 1977. Miles de familias japonesas comenzaron a importar mapaches como mascotas, sin darse cuenta de las consecuencias. Estos animales resultaron ser agresivos, destructivos y difíciles de domesticar, y pronto se convirtieron en una plaga en todo el país. Saquearon templos, acabaron con especies autóctonas y generaron daños anuales por valor de 300.000€. Aunque el gobierno japonés prohibió la importación de mapaches, el daño ya era irreversible. El mapache continúa siendo popular en Japón y su presencia es probablemente irreversible. Además, su adaptabilidad urbana lo convierte en una plaga casi perfecta en las ciudades. Las políticas para frenar su expansión quedan obsoletas rápidamente debido a su inteligencia y habilidad para sortear obstáculos. Japón sigue pagando las consecuencias de un anime que popularizó a los mapaches como mascotas.
Imagen: Cuatrok77/Flickr