La llegada de ‘Slave Play’ al West End londinense ha desatado una intensa polémica tras el anuncio de que dos de las funciones, bajo el nombre de ‘black out’, serán exclusivas para una audiencia afrodescendiente. La obra, protagonizada por Kit Harington, aborda temas como la raza, la identidad y la sexualidad en la América del siglo XXI. Los críticos han calificado esta estrategia de ‘simplista y racista’, generando un acalorado debate sobre la ética e incluso la legalidad de organizar funciones exclusivas basadas en la identidad racial. La trama de ‘Slave Play’ se centra en parejas interraciales que participan en una terapia sexual que involucra roles de esclavos y amos. En un intento por garantizar una audiencia completamente afrodescendiente, los organizadores optaron por la distribución de entradas mediante invitaciones a grupos comunitarios negros. El dramaturgo Jeremy O. Harris defiende esta iniciativa como una manera de crear un entorno ‘libre de la mirada blanca’. Sin embargo, ha recibido críticas por excluir a personas basándose en su color de piel. La controversia en torno a la representación y la inclusión en el ámbito cultural no es un fenómeno nuevo, habiendo casos anteriores en Broadway y en Alemania. La polémica plantea interrogantes sobre la inclusión y la discriminación en el teatro y la sociedad en general.
Imagen: ABC