La Agencia de Seguridad Aérea de la UE (EASA) reconoce que en 2019, antes de la pandemia, la población expuesta a 55 decibelios de día en los alrededores de los aeropuertos era un 30% mayor que en 2005. El ruido de los aviones es un problema de salud pública que puede afectar a la memoria, el aprendizaje y causar problemas de salud graves a largo plazo. La UE ha impulsado iniciativas para desarrollar aviones más silenciosos, como el proyecto INVENTOR, que busca mejorar el diseño de las aeronaves para reducir su huella acústica. Otro proyecto, DJINN, se centra en mejorar los sistemas de simulación para estimar el ruido de los aviones y valorar tecnologías de reducción de ruido. El objetivo es disminuir el ruido externo de los aviones privados y de transporte de corto y medio alcance. Aunque los aviones individuales se han vuelto un 75% menos ruidosos en los últimos 30 años, el creciente tráfico aéreo implica que muchos ciudadanos de la UE aún están expuestos a niveles de ruido. Para garantizar la sostenibilidad de la aviación, seguirán siendo necesarias medidas dirigidas al impacto del ruido en varios aeropuertos importantes.
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