A mediados del siglo XVIII, el geógrafo real Tomás López intentó crear un mapa detallado de España. Para ello, consultó a clérigos y eruditos en todo el país, pero las respuestas fueron caóticas y poco útiles. Algunos enviaron mapas competentes, mientras que otros apenas proporcionaron croquis o evasivas. Las respuestas variaban de un obispado a otro y las escalas no coincidían. Además, muchos clérigos carecían de instrucción y no estaban familiarizados con la geografía. A pesar de los esfuerzos de López, los resultados fueron dispares y el proyecto resultó frustrante. Aunque se publicaron algunos mapas parciales, el intento de obtener el mapa más preciso de España no salió como se esperaba.
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