Los alimentos ultraprocesados, como las patatas fritas y los cereales, son irresistibles debido a los procesos de fabricación que los ‘predigieren’, evitando las señales de saciedad del cuerpo. Estos alimentos se descomponen en sus partes moleculares y luego se reensamblan con colorantes, saborizantes y emulsionantes artificiales. El cuerpo pierde la capacidad de enviar una señal de saciedad al cerebro, lo que lleva a un consumo excesivo de calorías. Estos alimentos también pueden carecer de los nutrientes necesarios para una dieta saludable. Estudios han relacionado los alimentos ultraprocesados con el cáncer, enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 y depresión. Aunque el procesamiento de alimentos puede ser beneficioso en algunos casos, los alimentos ultraprocesados han sido sometidos a procesos químicos y térmicos que pueden destruir nutrientes. La industria alimentaria ha creado un entorno que fomenta el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados, lo que dificulta el control del peso. Es importante comprender los efectos negativos de estos alimentos y buscar alternativas más saludables.
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