Enero tiene la fama de ser el mes más largo del año, y esto se debe a la percepción del tiempo y al aburrimiento que experimentamos después de las vacaciones. El famoso ‘Blue Monday’ también contribuye a esta sensación de tristeza. La liberación de dopamina durante la percepción de nuevos estímulos influye en nuestra percepción del tiempo, y en enero volvemos a la rutina y a un entorno conocido, lo que ralentiza nuestra percepción del tiempo. Además, factores como el frío, la falta de luz solar, los problemas financieros y los propósitos de año nuevo añaden presión y contribuyen a que enero se sienta más largo. El efecto de grupo también juega un papel importante, ya que todos nos reincorporamos al trabajo al mismo tiempo. Para suavizar el golpe, los psicólogos recomiendan planificar actividades durante el mes y tener una visión estratégica al establecer nuestros objetivos.
Imagen: Nachelle Nocom