Investigadores del MIT descifran el lenguaje de las ballenas

Un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y el Proyecto CETI han logrado descifrar el alfabeto fonético de los cachalotes. Este logro supone un primer paso para comprender las ‘conversaciones’ de estos cetáceos, animales altamente sociales y con los cerebros más grandes del planeta. Los cachalotes emiten codas, secuencias de clics o chasquidos, que agrupan de formas extraordinariamente variadas en función del contexto, un repertorio que utilizan especialmente para coordinarse en situaciones sociales complejas como la caza en las profundidades marinas. Los investigadores analizaron grabaciones de 60 cachalotes diferentes del Caribe Oriental y definieron un ‘alfabeto fonético de cachalotes’ que se asemeja a la fonética humana. Descubrieron que el sistema de comunicación de las ballenas es más complejo y tiene una mayor capacidad de transporte de información de lo que se pensaba anteriormente.

«Estamos investigando si elementos como el ritmo, el tempo, etc. conllevan intenciones comunicativas específicas, algo similar a cómo los humanos tienen una ‘dualidad de patrones’, un fenómeno lingüístico en el que elementos simples se combinan para transmitir significados complejos que antes se pensaba que eran exclusivos del lenguaje humano», señala Daniela Rus, directora del Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial del MIT. Aunque aún se desconoce la función y el significado de las combinaciones de clics, se sugiere que el lenguaje del cachalote es potencialmente capaz de representar una gran cantidad de significados posibles.

Los investigadores esperan desentrañar más del lenguaje de los cachalotes en el futuro y explorar las correlaciones entre lo que comunican y las acciones grupales, lo que podría arrojar luz sobre la dinámica social y la coordinación dentro de sus sociedades. Aunque el objetivo del proyecto es escuchar y traducir la comunicación de los cachalotes, no hablar con ellos, este descubrimiento es solo el comienzo de nuestra comprensión del lenguaje de estas fascinantes criaturas marinas.

Imagen: Amanda Cotton y Proyecto CETI

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