El cambio climático amenaza la salud y seguridad de los trabajadores

El cambio climático es una crisis de salud pública que afecta a la población mundial. Según el Foro Económico Mundial, se estima que en 2050 causará 14,5 millones de muertes adicionales en todo el mundo. Pero los efectos devastadores del cambio climático ya se están sintiendo en la vida cotidiana de las personas. El verano de 2022 fue especialmente asfixiante, con olas de calor consecutivas que provocaron 11.000 muertes adicionales en España y 61.000 en Europa.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) advierte que los trabajadores son especialmente vulnerables a los impactos del cambio climático. En su informe ‘Garantizar la seguridad y la salud en el trabajo en un clima cambiante’, la OIT analiza los factores que amenazan la seguridad y la salud de los trabajadores en todo el mundo. Según el informe, el 70,9% de la población activa mundial, casi 2.500 millones de trabajadores, pueden verse expuestos a un calor excesivo en su trabajo, lo que pone en peligro su seguridad y salud.

Además del calor, otros factores como la radiación ultravioleta, los plaguicidas, la contaminación del aire en el lugar de trabajo y el contacto con parásitos y otros vectores también representan riesgos para la salud de los trabajadores. Según la OIT, cada año se atribuyen al calor excesivo 22,85 millones de lesiones laborales, 18.970 muertes y 2,09 millones de años de vida ajustados por discapacidad.

La OIT propone que se repiensen los mecanismos de prevención y se actualicen a la nueva realidad a través del diálogo social. Se sugiere establecer comités bilaterales de seguridad y salud en los centros de trabajo para abordar esta problemática, especialmente en los colectivos más vulnerables. El Gobierno también está comprometido en la protección de los trabajadores frente al cambio climático, y se ha modificado la legislación para ampliar la protección de los trabajadores a la intemperie durante episodios de altas temperaturas.

Es necesario armonizar el sistema de alertas de temperaturas y tener en cuenta los umbrales establecidos por la salud, no solo los meteorológicos. Además, se deben introducir los riesgos ambientales en el marco de los riesgos laborales, promover la participación de los agentes sociales en la gestión del medio ambiente y climática de las empresas, y realizar evaluaciones individualizadas para evaluar la vulnerabilidad y capacidad adaptativa de cada trabajador.

Imagen: Jose Antonio Rodrígues/AFP

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